dimarts, 6 de juliol del 2010

DOTZENA CONCENTRACIÓ PER LA VERITAT, LA JUSTÍCIA I LA REPARACIÓ







Nos dicen que ya tenemos un marco de normalidad democrática pero es esta posible mientras los crímenes del franquismo siguen sin juzgarse?

Es esta una sociedad muy domesticada que ha aprendido a golpe de transición a convivir con normalidad con la herencia franquista, desde la monarquía, a los símbolos de la dictadura o a que los que tuvieron cargos durante el franquismo ocupen puestos de responsabilidad pública sin que esto sea cuestionado.

Hay una parte de la sociedad, no minoritaria que no siente vergüenza por haber apoyado el franquismo sino que muy al contrario ha perpetuado su filiación a las siguientes generaciones que aún corean tras el triunfo de la perversamente llamada “roja” selección de futbol el España una, grande y libre, sin sonrojo y con orgullo. Una parte de la sociedad que llora indignada porque una imagen religiosa ha sufrido desperfectos mientras llora de emoción al ver pasar a una vírgen ataviada con el fajín de un sangriento asesino como Queipo de Llano, sin ninguna carga moral. Una sociedad que retira un monumento en cumplimiento de la ley de la memoria y acto seguido levanta otro como es el caso de San Leonardo de Yague en Soria, nombre que debe al golpista y asesino general pues antes sólo era San Leonardo. Es esta parte de la sociedad la que impide que se haga justicia a nuestras víctimas, esta sociedad con sus hijos de derecha e izquierda que velan por los intereses de sus padres y los que sin tener vinculación genética servilmente les acompañan.

Hay quien dice irresponsablemente que los crímenes del franquismo quedan muy lejos, pero que tienen que decir de los crímenes de la Transición? Hechos como los del 3 de marzo de 1976 en Vitoria que se saldó con la muerte de cinco obreros siguen en la impunidad. Entre sus responsables, el señor Fraga, senador, que lleva toda la vida viviendo de nuestros impuestos, que a día de hoy afirma que se actuó correctamente y termina con una frase que es un insulto: "En cualquier caso, en Vitoria no pasó absolutamente nada”. Aunque las grabaciones de la policía de ese día describen lo acontecido como una auténtica masacre. El caso Fraga es el más claro ejemplo de impunidad del que cualquier democracia debería sentirse avergonzada. Otro de los responsables, Martín Villa, Gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Barcelona donde practicó con destreza la represión, era popularmente conocido como "la porra de la Transición", debido a la excesiva dureza que empleaba en reprimir manifestaciones obreras y estudiantiles. Ahora es un notable de la sociedad y presidente de Sogecable.

En junio del 2008 el Parlamento vasco en un dictamen aprobó con los votos de los grupos del tripartito -PNV, EA y EB-, además del PSE, que Los ex ministros de Interior Manuel Fraga, de Relaciones Sindicales, Rodolfo Martín Villa, y Presidencia, Alfonso Osorio, tenían y tienen «responsabilidades políticas» en los sangrientos sucesos ocurridos el 3 de marzo de 1976 en Vitoria, cuando la disolución de una asamblea de trabajadores por parte de la Policía provocó la muerte de cinco operarios y decenas de heridos. Aún así, nada cambia.

La justicia en su ceguera, a veces voluntaria, a veces inducida, se niega a juzgar los crímenes del franquismo y la transición.
Per això la nostra lluita segueix endavant fins que la veritat, la justícia i la reparació sigui una realitat per a les nostres víctimes. Així ens acomiadem fins al setembre quan continuarem amb aquesta tasca de denúncia de la llosa de la transició i la impunitat del franquisme, que ens barra el pas a la justícia, i amb l'exigència democràtica de que els drets humans també siguin d'obligat compliment per a tots els antifeixistes que van lluitar contra la dictadura i van ser víctimes de la seva repressió.

Us esperem.